http://www.abc.es/20121008/cultura-arte/abci-gauguin-201210062123.html
Acaso llegue el día, quizá muy pronto, en que me perderé en las espesuras de alguna isla de Oceanía para vivir en el éxtasis, la calma y el arte. Allí, en el silencio de las hermosas noches tropicales de Tahití, podré escuchar la dulce, murmuradora música de los latidos de mi corazón. Libre, al fin, sin problemas de dinero, podré amar, cantar y morir». Son palabras que Gauguin escribió a su mujer, Mette, en febrero de 1890. Y hasta la Polinesia francesa se marchó este artista salvaje y radical, tránsfuga de la civilización, para recuperar la inocencia, reencontrarse con él mismo, en busca de una última oportunidad de salvación.
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